Uno. Tener confianza en sí mismos.
En situaciones complejas nos encontramos con la frustración, y la falta de control de un evento en concreto.
Esto aquí cuando la resiliencia nos ayuda a tomar el control de nuestras acciones y ganar autonomía en la situación para tomar decisiones relevantes.
Dos. Recurrir al humor.
Reírse de los problemas propios es quizás una de las cualidades más poderosas en una persona resiliente.
Si bien es importante tomarse en serio ciertas decisiones y acciones de la vida, también es necesario tomarnos un tiempo para reír. Y es sano reírse de uno mismo, más bien, con uno mismo.
Tres. Tener empatía, y si no se tiene, cultivarla en nuestro interior.
La empatía nos ayuda a ver nuestro reflejo en los otros. Y en los otros nos encontramos a nosotros mismos.
Saber que nuestras acciones tienen un impacto en los demás nos ayudará a estar más conscientes de los pasos que damos.
Cuatro. Ser realista.
Huye del pensamiento mágico.
Si bien la vida en sí misma es magia pura tenemos que estar conscientes de que hay situaciones en la vida que tenemos que enfrentar de manera realista. Y esto no significa que ser realista sea negativo sino todo lo contrario, porque hay momentos en la vida que requieren que uno enfrente la realidad, que aveces podrá ser dolorosa y difícil, para solucionar o salir del conflicto.
Enfrentarnos con un problema, conociéndolo a fondo y desmenuzándolo, es el primer paso para superarlo.
Cinco. Aprender a ser positivos en medio de la tormenta.
Por experiencia propia este es uno de los puntos más difíciles porque cuando la estamos pasando mal es casi imposible comportarnos con una actitud positiva.
Y no se trata de engañarnos a nosotros mismos, reír, y practicar sonrisas fingidas, sino que en medio de la tormenta podemos tratar de ver la belleza de las nubes.
Por qué a veces la tormenta arrasará con nosotros pero también a veces lo que nos derriba es la forma en que percibimos la tormenta.
Seis. Conocerse a uno mismo.
A menudo, en la adversidad encontramos partes de nosotros a las que no les habíamos puesto tanto interés. Y algunas serán positivas, otras negativas, pero todo esto nos forma, y deforma.
Sólo enfrentándonos a lo que sentimos y pensamos, lograremos conocernos nosotros mismos. Y cambiaremos, y tendremos que reconocernos nuevamente en cada faceta de la vida.
Así como nuestras células están en constante regeneración nuestros pensamientos y emociones a veces cambiarán, por lo que es importante estar al pendiente de cómo percibimos cierta situación o qué es lo que sentimos y por qué, para reconocernos a nosotros mismos y entonces tomar mejores decisiones dirigidas a crear nuestro bienestar.
Siete. Estar en el presente.
Ser y estar en el momento presente puede significar todo un reto.
No regular pasamos tiempo preocupándonos por lo que será en el futuro y torturándonos por lo que fue en el pasado, pero en realidad no podemos hacer nada antes o después si no sólo en el ahora.
Hoy es lo que cuenta.
Y por supuesto es importante planear y tener una estructura que nos ayude a aferrarnos a nuestro propio camino en los momentos de confusión, pero para ser felices tenemos que abrazar el aquí y el ahora, sabiendo que en este momento con lo mucho o poco que tenemos, estamos bien.
Ocho. Afrontar la incertidumbre.
Cuándo nos damos cuenta que no podemos controlar nada ni a nadie, recuperamos libertad. Cuando somos libres sabemos que no hay nada dicho, que todo puede pasar, y que todo ha pasado, y aquí seguimos.
Lidiar con la incertidumbre de saber que pase lo que pase podremos seguir adelante, dejando el control, y siendo responsables únicamente de cómo nos comportamos ante cualquier evento.
Cómo conclusión me gustaría anotar que ser resiliente nos lleva a ser más libres, más conscientes de uno mismo pero sin dejar de pensar en los demás, que aunque no nos definen, nos complementan.
La libertad no está atada al control.